miércoles, 29 de septiembre de 2010

Nada adentro

Tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella.
2 Timoteo 3:5

En una biblioteca municipal se utilizaban imitaciones de madera de libros sobre los cuales estaba grabada la mención: "nada adentro" para rellenar estantes vacíos. Cuando el encargado de la biblioteca compraba nuevos libros, sustituía esas imitaciones por los verdaderos libros. Así los estantes siempre parecían estar completos.
Es de temer que numerosas personas que dicen ser cristianas merezcan esta mención: "nada adentro". Fueron bautizadas, quizá tuvieron una instrucción religiosa, pero nunca recibieron a Jesús en su vida. Como lo escribió el apostol Pablo, tienen "apariencia de piedad", pero no conocen el poder de la vida que da Cristo resucitado. Quienes los observan sólo perciben el vacío.
Ser cristiano no es solo aplicarse a hacer el bien o a buscar experiencias espirituales. Para llegar a ser cristiano es necesario un encuentro real con Jesús, un encuentro de fe. Simplemente tengo que aceptar lo que Dios dice en la Biblia. Su palabra me convence y me obliga a reconocer que ante Dios estoy perdido, porque le he olvidado y ofendido. Pero también me muestra que Jesús hizo todo para que mis pecados sean perdonados. Basta que yo acepte este ofrecimiento de perdón para recibir una vida nueva, la vida misma de Jesús.

La buena semilla.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

PRUEBA DE FUEGO

Pocas películas hay en el mercado que merezcan la pena verlas. Prueba de fuego es una de la cual no te arrepientes de haberla visto, ni piensas que has perdido tu valioso tiempo, porque es una película edificante. Me conmovió profundamente y me mantuvo pegada a la pantalla sin apenas parpadear.
En una sociedad casi ausente de valores (por no hablar de los medios de comunicación), es maravilloso ver un testimonio práctico del amor verdadero, ese que meciona Corintios, que todo lo sufre, que todo lo cree, que todo lo espera...que nunca deja de ser.
No creí que existían películas así en los "video clubs", pero me equivoqué, en cualquiera de ellos la podéis encontrar.

Os la recomiendo.

viernes, 17 de septiembre de 2010

CRISTO EL CENTRO DE LA HUMANIDAD

El autor de la obra Ben Hur, en la cual se basó la película del mismo nombre, fue Lewis Wallace, un general retirado de la infantería de Estados Unidos. Si bien era ateo, tenía muchas dudas y preguntas acerca de Jesús. ¿Quién fue Jesucristo, qué centenares de millares de personas del mundo lo alaban y lo adoran?. Pensaba que Jesús debía tener algo muy especial, cuando un día, uno de sus amigos le sugirió escribir una historia de amor con Jesús en su juventud y aceptó. Pensó que esta historia podría llegar a ser el libro más vendido. Pero cuanto más leía la Biblia, más se convencía de que Jesucristo era vida, el Salvador, aquel que murió en la cruz por el pecado de la humanidad. Al fin Wallace cambió el rumbo de su vida.
En la última escena de la película, Ben Hur se acerca a Jesús para pedir la sanidad de su madre y su hermana, quienes padecían lepra. Pero, en ese momento Jesús cargaba la cruz para pronto ser crucificado por lo que no podía atender su petición. Él fue crucificado. Y dos mujeres leprosas que estaban de pie buscando refugio de la tormenta, bajo los relámpagos y los truenos, se dan cuenta por la luz de los relámpagos, que ¡ambas habían recibido sanidad!. Y la historia termina mostrándolas derramar lágrimas de emoción y alabando al Señor Jesús.
Wallace intentó encontrar el lado humano de Jesús, pero al final el Hijo de Dios terminó ocupando el centro de su corazón y de su libro, y pudo creer por fin que Jesucristo es el Mesías de toda la humanidad.

(Dios nos hace reir) Park Heon-seong

miércoles, 15 de septiembre de 2010

El pequeño enfermo

Un pequeño de cuatro años de edad fue afectado por la poliomielitis por lo cual estaba paralizado en su cama, aveces con dolores muy fuertes. Cierta mañana , cuando su madre entró en la habitación, él exclamó rediante:
-¡Oh, qué bien que hayas venido, mamá!. Justamente estaba calculando cuántas veces debemos dar las gracias a Dios, pero mis dedos no alcanzan para contar todo lo que debemos, también necesito los tuyos.
La madre miró amorosamente a su hijo.¡Verdaderamente este niño era un don de Dios!. Con su fuerte y alegre fe infantil, podía regocijarse por la bondad de Dios en la situación difícil en la que se encontraba. Ella se acercó a la cama y el pequeño empezó a contar:
  1. Dormí bien.
  2. No tuve dolores.
  3. Hoy es un lindo día.
  4. El sol llega hasta mi cama.
  5. Puedo mover mi brazo un poco más.
  6. Puedo volver a agarrar a mi osito.

Así siguió hasta terminar de contar con sus deditos. Con ojos brillantes juntó sus manos y dio las gracias a Dios en una sencilla oración.

¡Cuánto más feliz y tranquilo sería nuestro corazón si nos ocupáramos en agradecer a Dios por las innumerables bondades con las que nos colma!.

La buena semilla.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Anécdota

Sentado a la mesa en un restaurante, un palabrero se esforzaba por demostrar científicamente que la biblia no es más que una colección de leyendas. En la mesa vecina otro cliente lo escuchaba, mientras terminaba de comerse una naranja. Entonces lo interpeló:
-Dígame, ¿estaba rica la naranja que me acabo de comer?
-¿Cómo puedo saberlo?, contestó el interpelado, ¡usted fue quién se la comió ,no yo!
-Pues bien, esto es justamente lo que le reprocho, repuso el creyente. Usted habla de cosas que no ha gustado personalmente.
Se puede analizar científicamente la composición del aire, pero este conocimiento no oxigenará nuestros pulmones ni nos hará vivir. El examen del contenido de un vaso de agua no nos refrescará. De igual manera, el conocimiento intelectual de las verdades cristianas no hará creyente a nadie. Así como es necesario comer la naranja para saber si está buena, respirar el aire para vivir y tomar el vaso de agua para quitar ls sed, se debe creer la palabra de Dios para recibir lo que ella da: la vida eterna.
Dios nos dio una inteligencia para comprender la verdad divina, pero ante todo, desea que esta penetre en nuestra conciencia y en nuestro corazón. ¿Por qué creer sencillamente las declaraciones de la Palabra de Dios?. El amor de Dios no se explica, se experimenta. Los que han aceptado a Jesús como Salvador lo saben.


Editorial La buena semilla