sábado, 22 de marzo de 2014


¿CUMPLES O ADORAS?


Niño con las manos en alto photo
Hace tiempo, conocí la historia de una mujer, de cierta religión, que vivía tratando de cumplir con todas las normas y preceptos que entendía que debía cumplir. Cada día, salía a predicar, no sin antes dejar su casa pulcra e inmaculada, para ello se levantaba muy de madrugada; no se saltaba ni una sola de las reglas que, como su religión mandaba, debía cumplir, hasta tal punto, que dejó de hablar a su hija, cuando esta decidió apartarse de su congregación. Lo que me llamó la atención de toda esta historia, fue lo que dijo su hija:
-Mamá, puedes estar tranquila, pues si es por cumplir con todo, tú, seguro que te salvas.

A veces, los que somos hijos de Dios, nos desviamos de la verdad, cuando tratando de ser perfectos, estando en el camino de la perfección, arrasamos con todo lo que se nos pone por delante, con tal de ser hallados perfectos. Es cierto que debemos agradar a Dios y no a los hombres(gálatas 1:10), pero en muchos casos vamos dejando a muchos en el camino, sin importar, si pudiera ser, que lo ganáramos para Dios.

Cuando, En (Hechos 10:10-13)  se narra que Pedro subió a aquella azotea:
 "... tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. , "
Pedro respondió con seguridad:
 "Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás"(Hechos 10:14)
Y es que , Pedro, trataba de cumplir con la ley escrita, a pesar de que era Dios el que le hablaba lo que debía hacer. En ese instante, fue incapaz de recibir la revelación que venía directa de Dios.
Luego, entendió la revelación y su significado, así que se dispuso a obedecerla, yendo a donde se le mandó. Si no hubiera obedecido, habría condenado a aquellos a los que Dios quería regalar la salvación.
Podríamos decir que la intención de Pedro, cumplir la ley a toda costa, en principio, era buena, pero Dios no busca en nosotros buenas intenciones, sino la voluntad dispuesta a obedecerle.
Fue Pedro también, el que estaba cargado de buenas intenciones, cuando trató de convencer a Cristo, de que no hiciera aquello para lo que había venido.

"...comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca" (Mateo 16:21-22)
Jesús le respondió:
"¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres"(Mateo 16:23)

En esta ocasión, Pedro no tuvo revelación, como cuando habiéndole preguntado Jesús: -"Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? ", 
dijo: "Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente
Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos"
(Mateo 16:16)


En (Mateo 16:23) , Pedro habló en la carne; con la mejor intención, si, pero, estaba  siendo tropiezo a Jesús.
Lo cierto es, que la palabra sin revelación, es igual a ley; la palabra con revelación es igual a relación con Dios.
 En cualquier caso, las consecuencias de vivir bajo la ley, pueden ser desastrosas. En esta forma de vivir se encierra el egoísmo, la soberbia, es una forma de decir: -yo estoy cumpliendo, yo hago mi parte, `sálvese quien pueda´-, y ahí, no hay amor.

 
Por otro lado, vivir cumpliendo la letra, no edifica a quien lo hace, al final termina en fracaso, en frustración, a causa del estrés generado por la autoimposición. Aunque también es verdad, que hay quien, voluntariamente, lleva una vida muy comprometida con su iglesia, y esto es algo muy respetable, el que así vive, sin decaer, es por que vive y trabaja en el Espíritu. Lo importante es reconocer que es Cristo el que hace la obra en nosotros, porque voluntariamente nos hemos dispuesto, y que no tiene sentido el ir condenando o desechando a quienes no consigan vivir así, ya que como dice la palabra,
"Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne."(colosenses 2:20-23)
 
Cuando buscamos a Dios de corazón, con el deseo de consagrarnos a Él, con la voluntad dispuesta, nuestra vida se convierte en un contínuo acto de adoración, que nos transforma, y que da su fruto, el fruto de la fe. Si es así, el obedecer no cuesta,  te da gozo y paz; no ocasiona estrés ni ansiedad, sino deleite; no genera orgullo, sino que produce amor y compasión por los demás, comprendiendo a todos.  Entonces, puedes mostrar tu fe, y tus obras.(Santiago 2:18)

El obedecer no consiste en cumplir la ley. No porque tratemos de cumplirla somos mejores que los demás. Ya se demostró en el antiguo testamento que era imposible cumplir la ley, por ello tuvo que morir Jesús por nosotros,
 
"¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;"(Romanos 3:10)
 

La ley, más bien nos condena. es buena porque resultándonos imposible cumplirla, nos lleva a reconocer la necesidad de un salvador, esto es, a Cristo, pero no porque nos perfeccione. 
 

"Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas" Dt. 27.26  (Gálatas 3:10)
"No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir." (Mateo 5:17)
En Cristo hemos cumplido la ley.
Los fariseos hacían cumplir la ley, eran maestros de la ley escrita, ellos la imponían a otros, pero ellos mismos no la cumplían. Pero Jesús cumplía la ley en la obediencia a Dios, a lo que Dios le hablaba por revelación.

"Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo. Porque el que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada."(Juan 8:28-29)
 
Oremos, oremos constantemente, pidamos a Dios que nos destape los oídos, que nos haga sensibles a su voz, a lo que tiene que decirnos por medio la palabra; que nos enseñe a ser humildes, a exhortar a otros con amor, a recordar en todo momento lo que éramos, lo que somos y porqué lo somos; no sea que, buscando ser los primeros, por el cumplimiento de la ley, nos veamos siendo los últimos, o quien sabe, tal vez algo peor. Que el Señor os bendiga.  

MBM.

martes, 4 de marzo de 2014

NO TE OFENDAS

 



 Cuando nos convertimos, experimentamos un cambio en nuestras vidas, por efecto del Espíritu Santo, que incluso nosotros mismos quedamos sorprendidos de los cambios que ha habido en nuestras vidas. Luego, a medida que vamos caminando en el Señor, con la llegada de las pruebas, en algunos casos, o casi en la mayoría, vamos apagando el efecto del Espíritu Santo, el efecto que causa en ...nosotros el primer amor. Esto ocurre, porque en este caminar en Cristo, poco a poco, vamos cediendo terreno a nuestra carne en detrimento del Espíritu Santo. Y es que, cuando nos sentimos dolidos (la carne) por las ofensas, es la carne la que sale en nuestra defensa, llegando incluso a justificarnos con argumentos mundanos que defendemos totalmente convencid@s.
Es increíble cómo nos olvidamos de que la justicia del mundo no tiene nada que ver con la justicia de Dios.

Pablo dijo: "No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal" (Romanos 12:21)


Jesús dijo: "Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra;" (Mateo 5:39)


¡Qué difícil! ¿Verdad?, pero lo dijo Jesús, luego no es imposible.

Sabemos que Dios quiere que todos seamos salvos, pues por todos murió Jesús, por tanto, no resistamos al malo, pues con esto estaríamos sirviendo al maligno, mientras él se frota las manos con su logro. Resistamos, mejor, a nuestro adversario, el diablo, no dejándonos llevar por sus artimañas y engaños, haciendo que su obra en nosotros sea infructuosa, por medio del poder que mora en nosotros, negándonos a servirle cuando nos incita a defendernos con sus falsos argumentos. El maligno, ya lo dice la palabra, anda a nuestro alrededor, tratando de hacernos resistir a Dios, haciéndonos creer que debemos hacer valer nuestra justicia olvidándonos de la de nuestro Señor.

“Para esto se manifestó el Hijo de Dios: para destruir las obras del diablo” (1ªJuan 3:8b)

"Él (el diablo) ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira" (Juan 8:44b)

"Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos" (Éxodo 14:14)(Éxodo 14:14)


El nos defenderá, pero en su perfecta justicia.

"Someteos, pues, a Dios; resistir al diablo, y huirá de vosotros"
(Santiago 4:7)

Unámonos en el Espíritu, buscando a Dios en oración, para que nos de luz para ver de lejos las artimañas del diablo, para resistirle a una, poniéndonos la armadura de Dios, y avisándonos entre nosotros con el amor de Dios, pues la lucha no es entre nosotros los hombres, sino contra el diablo.

"Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra malicias espirituales en las alturas"
(Efesios 6:12)

"Pero estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera que podáis amonestaros los unos a los otros"  (Romanos 15:14)

Empecemos ya, no cedamos terreno al maligno, la próxima vez que le veas asomar en la oscuridad, oponte a Él, y dile: Cristo, también murió por aquel que me ofende, murió por todos. Ya verás cómo huye.
Que el Señor te bendiga.


MBM.