martes, 15 de julio de 2014

La Roca

Nuestro Dios, él es la Roca, cuya obra es perfecta.
Deuteronomio 32:3-4.

El solamente es mi roca y mi salvación; es mi refugio, no resbalaré.
Salmo 62:6.


Una roca evoca la solidez y la estabilidad. Inquebrantable, resiste al terremoto, al incendio, a la tempestad… Las grandes rocas proporcionan refugio, tanto a los animales como a los hombres.
En la Palabra de Dios la imagen de la roca evoca lo que es inmutable, indestructible: es el poder de Dios manifestado en Cristo. El hombre pecador necesita, ante todo, esa roca para su salvación, porque debe ponerse al abrigo de la ira de Dios. Sólo hay salvación en Jesucristo, muerto por “los impíos” (Romanos 5:6).
El que oye las palabras de Jesús y las pone en práctica es comparado con el hombre que edificó su casa sobre la roca (Lucas 6:48). Cuidémonos de no ser como el insensato, quien edificó su casa en la arena. Éste es la imagen de aquel que se adhiere a una religión sencillamente para tranquilizar su conciencia cuando el pensamiento del más allá lo asedia.
Para entrar en una verdadera relación con Dios es necesario fundar su fe sobre la roca. Usted dará el primer paso cuando le diga a Dios, con sinceridad y toda simplicidad, como el hijo pródigo: “He pecado contra el cielo y contra ti” (Lucas 15:18). Dios hará lo demás. Entonces usted conocerá su poderosa mano que le establecerá sobre la roca para siempre.
Cristo murió por nuestros pecados. Este es el verdadero fundamento de la vida cristiana. Nuestra seguridad descansa únicamente en el valor de la obra de Cristo. Aun si dudamos o temblamos, la roca permanece inquebrantable.

Reflexiones del Versículo del Día.

miércoles, 9 de julio de 2014

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia

Pero tenemos que desprendernos de todo lo que no sea de Dios, y perdonar y pedir perdón, olvidar nuestra afrenta, y hacer olvidar las que cometimos nosotros. Debemos examinarnos con humildad para poder ver lo que ha provocado en nosotros la lucha que estamos sosteniendo, que en la mayoría de los casos, cuando nos venimos a dar cuenta, terminamos destruidos, "Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago" (gálatas 2:18)

"No [dejemos] que nuestras pasiones combatan en nuestros miembros; no seamos tal vez hallados luchando contra Dios (Hechos 5:39b)

Lo que está claro, es que un hijo de Dios, distingue la justicia del mundo, de la justicia de Dios.

La justicia de Dios es perfecta, y a su tiempo será hecha; incluso a veces nos sorprende cómo se manifiesta en una determinada situación, sin que lo esperáramos. Pero si nos dejamos llevar por nuestra ira, haciendo nuestra propia justicia, por no esperar a la perfecta justicia de Dios, que es misericordiosa, es como si no creyéramos en ella. Por tanto, no esperemos después, que Dios ejerza su justicia misericordiosa con nosotros.

Si en nuestra ira, hacemos nuestra justicia, con esa misma justicia seremos juzgado.


"Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia"
(Mateo 5:7)


Dios quiere reinar en todas tus decisiones. Él quiere que cada vez que tomes una decisión, sea el primero al que recurras. Él no quiere que probemos otras opciones y le busquemos como último recurso, pues esto trae consecuencias y tendremos que sufrirlas. MBM
Diego.

HOY… No Quiero Ser Un Obstinado de Corazón



Más la casa de Israel no te querrá oír, porque no me quiere oír a mi; porque toda la casa de Israel es dura de frente y obstinada de corazón” Ezequiel 3:7

La Biblia dice que no hay uno solo bueno, todos somos pecadores.  Mi corazón necesita hoy entender que lo único que necesita es la misericordia de Dios, porque adentro solo hay obstinación y rebeldía.  Mi corazón siempre está listo para tomar venganza y escoger su propio camino.
Si yo estuviera hoy ante una corte universal y el juez fuera el Señor, mi primer cargo sería la dureza de frente  y la obstinación de corazón.  Desde antes de mi conversión esa rebeldía ha estado allí,  he estado listo para tomar venganza.  Aún luego de la conversión, son muchas las veces en que mi corazón rebelde ha dudado  de la presencia sublime del Señor.
Cuántas veces mi frente ha sido dura como el pedernal. Hace mucho tiempo debiera de haber temido al Señor y haber tenido contrición profunda de corazón.
Hoy no quiero tener dureza de corazón. Una vez en mi vida antes de conocer al Señor mi corazón fue de piedra, pero el Señor en su amor lo convirtió en corazón de carne.  Sin embargo a veces ese corazón es invadido  por la terquedad anterior y pareciera que no he sido afectado por la muerte de Jesús, como debiera.
El apóstol Pablo lo dijo, Ya no vivo yo, más vive Cristo en mi -.   Mi corazón necesita hoy derretirse ante los sufrimientos y muerte de Jesús y dar paso a la sencillez  y a la ternura.  Hoy ofrezco mi corazón al Señor  para que él lo trate a su manera. Hoy quiero doblegarme ante el Señor, para que él en su forma justa y amorosa  me libre de esta naturaleza de muerte que quiere imperar y morar en mi corazón. 
Bendito sea el nombre del Señor, la enfermedad de mi corazón no es incurable, la sangre de Jesús es el solvente universal para esa naturaleza y él con su amor lo suavizará y derretirá mi corazón como la cera ante el incendio.  Ese corazón doblegado y partido por el amor divino servirá con gozo al Rey de los Reyes.
Señor,  Ante tu presencia llego hoy con la disposición de ser tocado por la poderosa mano de tu presencia.  Tú conoces mi corazón.  Sabes lo duro, rebelde y obstinado a veces es.  Más ante ti llego con humildad para pedirte que trates con tu poder en lo interno de mi ser.
Gracias porque ante tu presencia todo se derrite, aún este corazón rebelde.  Quiero servirte con toda mi alma y caminar por la vida con la fe de un niño que sabe esperar en Dios su Salvador. Gracias Señor por los tratamientos que vienen de ti.   Te amo y te amaré por siempre.-  Amén.
Dr. Serafín Contreras Contreras.
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