jueves, 6 de noviembre de 2014

LOS HIJOS DE CAÍN




Desde Adán hasta Lamec hay siete generaciones. Lamec es el séptimo desde Adán por la línea de Caín. Recordemos que la ofrenda de Caín fue rechazada, y su altivez y rencor lo llevaron a matar a su hermano Abel. La altivez es una actitud que ha estado en el corazón del hombre a lo largo de su historia, por eso la teoría de la evolución, el humanismo, la ilustración y filosofía en general, son expresiones del ser humano que quiere vivir sin conciencia de un Dios creador y santo. Quien da razón verdadera del hombre y su destino se llama Jesús de Nazaret… 

“Conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a  luz a Enoc; y edificó una ciudad, a la cual dio el nombre de su hijo, Enoc. A Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael; Mehujael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec” (Génesis 4:17-18)
El hombre busca incesantemente la verdad, respuestas a su origen y destino, pero el único que es el camino, la verdad y la vida, se llama Jesucristo el Señor. Se requiere un corazón humilde para aceptar los errores y someterse a Dios. Vemos en éste caso que Caín se llenó de ira, y el pecado acechaba como una malvada fiera para saltar sobre él, pero allí estaba Dios para aconsejarlo, y procurando que no hiciera lo malo, pero finalmente era decisión de Caín, y planeó el mal contra su hermano Abel, y le quitó la vida. 

Dice la Biblia que: “Las obras de Caín eran malas, las de su hermano justas”, concluimos entonces que la adoración va más allá del culto en el templo, la verdadera adoración se expresa en nuestra vida diaria, en el hogar, en el trabajo, en el colegio, en nuestras acciones nacidas de un corazón recto que procura agradar al Señor.     

Podemos ver que con Caín nace una generación perversa, apartada de Dios. Consideremos por ejemplo: Lamec, descendiente de Caín, inicia una práctica inmoral, la Biblia nos dice en (Génesis 4:19): “Y Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de la otra, Zila”. Ese no era el modelo enseñado por Dios, no fue el ejemplo de sus antepasados (Adán y Eva), él menospreció el modelo divino, Lamec hace honor a su nombre pues Lamec significa: pobre, humillado o hecho vil. Lamentablemente su antepasado (Caín) fue el primer homicida y ahora él, Lamec, es el primero en iniciar la bigamia (tener dos mujeres).

Los hijos de Caín tomaron diversos oficios, pero no invocaban a Dios, vemos en (Génesis 4:20-22): “Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados. Y el nombre de su hermano fue Jubal,  el cual fue padre de todos los que tocan arpa y flauta. Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro; y la hermana de Tubal-caín fue Naama”.

El nombre Jubal significa “el que toca música”, y nos dice el texto que “fue padre de todos los que tocan arpa y flauta”, Jubal fue inventor del arpa y el primer compositor musical (sin intención de hacerlo para el Señor), eran músicos para sí mismos, sensuales, músicos para una generación sin Dios, cantaban pero no adoraban. En el N.T. el Espíritu Santo a través del Apóstol Judas en un contexto de falsos maestros nos dice: “hombres impíos que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, pues han seguido el camino de Caín” (Judas 1:4, 11).

Continuando ahora con el nombre Tubal-caín, vemos que significa “posesión mundana”, “poseído de confusión”, y en otras versiones bíblicas dice que fue “forjador de instrumentos cortantes de bronce y de hierro”. En la Reina Valera dice “artífice” de un término hebreo que también traduce: martillar, afilar, navaja. Posiblemente éste dio origen a la industria de las armas. Hablamos entonces de una generación que no adoraba al Señor Dios, ni tenía temor de él.
Vemos también que la actitud homicida y agresiva de Caín se multiplicó en su descendiente Lamec (Génesis 4:23-24) “Y dijo Lamec a sus mujeres: Ada y Zila, oíd mi voz; Mujeres de Lamec, escuchad mi dicho: Que un varón mataré por mi herida, y un joven por mi golpe. Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será”. Lo que acabamos de leer es conocido como: “el canto de la espada”, donde Lamec se jacta de su violencia.

Pero hoy día Dios nos enseña que su amor debe impulsar nuestros corazones en todas nuestras acciones. Leemos en 1 Jn. 3:12, que Caín era del maligno y sus obras eran malas, él no amaba a su hermano, lo odiaba, le tenía envidia, la raíz de su resentimiento se convirtió en deseos de venganza hasta matarlo; pero nosotros somos hijos de Dios, 1 Jn. 3:14-15, con la capacidad de amar a Dios y a nuestros hermanos, y al prójimo, y en esto dice la Biblia se resume toda la ley: “amarás al Señor tu Dios con toda tu mente, con todo tu corazón, con toda tu alma, y a tu prójimo como a ti mismo”. Ésta es la verdadera adoración, vivir impulsados por el verdadero amor, aquel que se entrega totalmente al Señor.

Reflexión final: A diferencia de la adoración de Caín, el Señor destaca la adoración de Abel, pues su corazón estaba apoyado en la fe, en el Cordero de Dios, y en el temor del Señor. Dios nos está llamando, no a un momento pasajero de adoración, sino a una vida de obediencia en todo momento y en todo lugar, donde los motivos del corazón son impulsados por el amor al Señor.
  
(Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria)