martes, 12 de octubre de 2010

Cuando sufres.

Muchas veces, cuando sufres, no puedes ver a Dios porque parece estar escondido. Cuando estamos en una situación de crisis y profundo dolor, necesitamos confesar a Dios nuestro sentir con sinceridad y humildad, reconociendo que no podemos controlar la situación. Así entregamos todo a Dios para que Él tome el control. Es una expresión voluntaria de absoluta confianza en Dios. El dolor que sientes pudo ser por una enfermedad o alguna herida del alma. Los dolores del cuerpo y el alma a veces vienen juntos. Cuando nos encontramos en esta situación debemos elegir el camino de la sabiduría: dejar todo en las manos de Dios y depender completamente de Él.

No hay comentarios: