
Fue una celebración memorable, en la que Dios, nuestro anfitrión, recibió toda la gloria, honra y honor, por cuanto suya es la obra y todas las cosas. En ella, tanto los que vivieron los comienzos, como aquellos que hemos ido siendo añadidos, por la misericordia de Dios; pudimos dar un paseo por el recuerdo de su historia, que estando basada en la roca, que es Cristo, nos mostró un futuro aún más brillante, si cabe, de la mano de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, a Él sea la gloria.
"Y ahora os digo: apartaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá;
mas si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios"
(Hechos 5:38-39)