lunes, 17 de febrero de 2014

 SOMOS EL TEMPLO DE DIOS





"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas"
(2ª corintios 5:17)

   Dios nos ve a través de Cristo, de manera que no se acuerda de nuestros pecados. En Cristo hemos sido justificados.
   Una vez en Cristo, tenemos todo resuelto a los ojos de Dios, pero no parece que sea así a nuestros propios ojos, ya que aunque Cristo nos redimió completamente, nosotros vivimos esa redención a medias. Somos nuevas criaturas en Cristo, pero todavía hay fortalezas en nuestras vidas que destruir, pensamientos que llevar cautivos a Cristo, pecados que castigar.

"porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta"(2ªCorintios 10:4-6)

   Cuando el pueblo de Dios cruzó el Jordán, para tomar la tierra que Dios les dio, sólo conquistaron parte de esa tierra, la conquistaron a medias, y por ello vivieron compartiendo la tierra que Dios les dio por completo, con otros pueblos, con los que continuamente se contaminaban, dejando que entraran en sus vidas con todo lo que ello conllevaba, sus dioses, sus costumbres paganas, sus abominaciones. En definitiva, tenían sus corazones llenos, en parte de Dios, el Dios verdadero; y en parte, con los dioses de aquellos pueblos paganos.

   Viendo todo esto, pregunto ¿puede un cristiano estar bajo la influencia de un espíritu inmundo? Veremos 2 formas en que esto puede suceder.

1.    En nuestra vida, podemos tener la visita, en nuestra mentes, de ideas escabrosas, pensamientos negativos, totalmente alejados de Dios, que van en contra de su conocimiento. Aunque esto sólo ocurre, cuando siendo tentados por el diablo, le damos lugar, permitiendo que sus mentiras aniden en nuestra mentes. En este caso, estaríamos dando lugar al diablo, dejando que ocupe el lugar que sólo corresponde a Cristo.
    Esto puede ocurrir incluso durmiendo. Acto seguido hay que reprender esas ideas, y sacarlas fuera de nuestra mente, en el nombre de Jesús, apoyados en la autoridad de su palabra o, dejarlas ahí, para dar rienda suelta a nuestra carnalidad. 
     Esos pensamientos te envuelven, te atrapan y terminamos convirtiéndonos en cristianos cuyas vidas en Cristo se vuelven ineficaces. Debemos estar alertas para reconocer esos momentos y tomando nuestras armas en Cristo, reprender en su nombre.

Un ejemplo de todo esto lo tenemos en (Nehemías 13:1-3). Los extranjeros visitaban los cultos y entraban en el patio del templo, hasta que el pueblo los echó fuera. De igual manera, nosotros, con la autoridad que Dios nos da como hijos suyos, cuando descubrimos en nuestras vidas, áreas que no están sujetas a Dios, nosotros mismos podemos echar fuera esos espíritus, que quieren anidar en nuestras vidas, tratando de establecerse en ellas. 
   
2.    Otro caso diferente es cuando un espíritu reside como un ocupa en alguna parte de nuestro ser, que todavía no ha sido sujetado a Cristo. Este es el caso de la cámara de Tobías.

     Antes de llegar Nehemías a Jerusalén con el permiso del rey, el sacerdote Eliasib, habiendo emparentado con Tobías, y por agradarle, permitió que usara la cámara destinada a guardar las ofrendas; el incienso; los utensilios; el diezmo del grano, del vino y del aceite, que estaba mandado dar a los levitas, a los cantores y a los porteros; y la ofrenda de los sacerdotes, para guardar los muebles de su casa.      
    Cuando Nehemías llegó y vio aquello, mandó echar fuera todas las cosas de Tobías y limpiar la cámara, para poner de nuevo todos los utensilios de la casa de Dios, las ofrendas, el incienso....

"Y me dolió en gran manera; y arrojé todos los muebles de la casa de Tobías fuera de la cámara, y dije que limpiasen las cámaras, e hice volver allí los utensilios de la casa de Dios, las ofrendas y el incienso"(Nehemías 13:8-9)


   En el caso de que un espíritu inmundo ha hecho residencia en nuestras vidas, necesitamos ayuda de un ministro que nos pueda ministra liberación. Dios nos ha dado armas poderosas para llevar a cabo estas luchas espirituales: La palabra, la oración, el ayuno, los dones del Espíritu Santo. Dios nos muestra las cámaras, llenas de cosas inmundas, que hay en nuestras vidas; y de la misma manera que hizo Nehemías, podemos hacer nosotros, EN EL NOMBRE DE JESÚS.

   El Espíritu Santo nos de luz para reconocer los pecados heredados y adquiridos, por medio del discernimiento.

                                    Pastor Robert Schemmel.

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