domingo, 15 de junio de 2014

LA PERFECTA LEY DE LA LIBERTAD


No hay nada que nos ocurra, ninguna tribulación, que no merezcamos. Y aunque cualquier ley del mundo, nos diga que tenemos razón, nosotros que somos espirituales, debemos hacer caso omiso a esa ley. Nosotros, los hijos de Dios, ya no somos como el hombre natural, sino que somos espirituales y debemos mirar, ya no, en la ley del mundo, sino que:
 "Debemos mirar atentamente en la perfecta ley, la de la libertad" (Santiago 1:25) 



¿Te crees con razón? yo también,
 y eso me ocurre, cuando dejando de tener "puestos los ojos en Jesús" (Hebreos 12:2), los pongo en los demás.
Tener puestos los ojos en Jesús, es tenerlos puestos en nosotros, Si es que Jesús mora en nosotros. No debemos comparar a Jesús con los demás, sino con nosotros mismos,
examinándonos, y
"desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibiendo con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar (nuestras) almas" (Santiago 1:21)

No tenemos razón, porque actuamos todavía sin consultar con Dios. Vemos un problema y decimos, ¡Esto lo arreglo yo!... esto es idolatría de uno mismo.

¿Sigues creyendo que tienes razón? ya dudo de que yo la tenga, más aún, estoy segura de que no la tengo.

Cuando nos creemos con razón, nos llenamos de energía y de fuerza, ímpetu y soberbia, que las usamos para emprender los pleitos del tipo que sean. Con esto, somos capaces de resistir a cualquiera .
Pero, en realidad ¿A quién resistimos? ...resistimos a Dios.
Somos obreros en la viña del Señor, soldados de su milicia, a Él debemos obedecer, a su voz debemos escuchar y llevar a cabo sus instrucciones, porque:

Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.
Someteos a Dios, busca su consejo, y Él te lo dará. El nos dice:
No resistas al que es malo, (Mateo 5:39) teniendo por malo, a todo el que se nos opone, puede tratarse de cualquiera, todos somos malos.
Antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.
  Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿Qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿Qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?

Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.(Mateo 5:38-48)

 
         
         Difícil ¿Eh?, pero con estas cosas, nos sometemos a Dios y resistimos al diablo
         y  así, el diablo huirá de nosotros (Santiago 4:7)

Todo esto es un proceso que debemos llevar a cabo poco a poco, paso a paso, cayéndonos algunas veces, para levantarnos todas.

Así se restablecerá la paz.
Pero tenemos que desprendernos de todo lo que no sea de Dios, y perdonar y pedir perdón, olvidar nuestra afrenta, y hacer olvidar las que cometimos nosotros. Debemos examinarnos con humildad para poder ver lo que ha provocado en nosotros la lucha que estamos sosteniendo, que en la mayoría de los casos, cuando nos venimos a dar cuenta, termina haciendo estragos en nosotros, "Porque si las cosas que destruí, las mismas vuelvo a edificar, transgresor me hago" (gálatas 2:18)
"No [dejemos] que nuestras pasiones combatan en nuestros miembros; no seamos tal vez hallados luchando contra Dios (Hechos 5:39b)

MBM.

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