miércoles, 2 de abril de 2014

¿ERES OBEDIENTE?



"Por lo tanto, puesto que falta que algunos entren en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia"
                                                                    (Hebreos 4:6)


El sentido de la vida está en Cristo y en sus buenas noticias. Cuando recibimos a Cristo, recibimos la salvación, y podemos estar seguros de nuestra salvación.
Casi todos los israelitas que salieron de la esclavitud de Egipto, murieron en el desierto por causa de su desobediencia, no entraron en la tierra prometida, no entraron en el reposo de Dios.
Cuando se obedece a Dios, no debemos obedecer por miedo a las consecuencias de no hacerlo, la obediencia es voluntaria y se hace alegremente.

Si eres hijo, ¿Obedeces a tus padres?
Si eres esposa, ¿Obedeces a tu esposo?
Si eres miembro de una congregación ¿Obedeces a tu pastor?
Si eres conductor, ¿Obedeces las señales de tráfico?

Empezar la vida cristiana es fácil, clamamos a Dios, y Él responde. Muchos empiezan, pero pocos terminan la carrera. Nuestro modelo de obediencia está en Cristo. Obedeció desde el principio hasta el final.
Nosotros nacimos con una condición rebelde, ahí nos parecemos al diablo y cuando actuamos con rebeldía, estamos dando lugar al diablo. Cuando obedecemos a Jesús, damos lugar al Espíritu de Dios en nuestras vidas.

"Y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" (Filipenses 2:8)

Cristo obedeció por amor al Padre.

"Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar"
                                                                                                           (Juan 10:17)

Cristo se hizo sumiso, se sometió voluntariamente, si Él no lo hubiera hecho así, hoy no podríamos decir que somos salvos. ¿Cómo sabemos que Jesús estaba lleno del Espíritu Santo? En que obedció al Padre hasta el final.

"Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra"  (Hechos 1:8)

El Espíritu de Cristo es el que nos hace sumisos, y aquel que no es sumiso, no está lleno del Espíritu Santo, por muchos dones que luzca. Muchos reciben sanidad en su conversión y deciden seguir a Jesús, sólo, hasta que Dios trata de cambiar un area de su vida que no tienen interés en someter. A veces dejamos de obedecer cuando siendo jóvenes no confiamos en Jesús por miedo a perder a un novio o cuando se trata de deshacernos de algo a lo que tenemos mucho apego, el dinero, la comida, las amistades...etc.
 

¿Hasta dónde estamos dispuestos a obedecer? 

Cuando dejamos de obedecer, estamos dando media vuelta en el camino y entramos de nuevo en el desierto. Si Jesús no hubiera obedecido hasta la muerte y no hubiera muerto por nuestros pecados, nosotros estaríamos muriendo por ellos.

¿Cuál es el límite de nuestra obediencia? No debe haber ninguno.

 "Decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame" (Lucas 9:23)

Algunos creyentes morirán en el desierto por no vivir una vida en obediencia a Dios, No entrarán en su reposo. El perdón de Cristo nos involucra a seguir a Cristo, a obedecerle hasta morir. En el momento que dejamos de obedecer a Dios, dejamos de seguir a Cristo y empezamos a
empezamos a vivir una religión

Sin santidad nadie verá al Señor. (Hebreos 12:14) 

La desobediencia deliberada, nos lleva a morir en el desierto.
La obediencia nos lleva a derribar las fortalezas del pecado (2ªCorintios 10:4-5).
 

Cuando no somos sumisos, contristamos al Espíritu Santo. Hay quien dice estar lleno del Espíritu Santo, dice hacer muchas cosas para el Señor, pero la realidad es que lo hace todo sin someterse a Dios.
Cuando dejas de obedecer, mueres, dejas de llevar frutos.
Busca sumisión, pide consejo a aquellos que están llenos del Espíritu Santo para que te ayuden, no vayas a aquel que sabes que te va a dar la razón en todo.
El trabajo del pastor es ayudarnos a entrar en el reposo de Dios.
El obedecer parcialmente a Dios, es incredulidad.

¿Sientes el dolor de la cruz? Si no es así, entonces, estás viviendo una religión.

Robert Schemmel.

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