jueves, 3 de abril de 2014

LA OBRA DE DIOS EN 4 PASOS

                                                                                                                                                                    

Dios hizo los cielos y la tierra por su palabra, Él dijo y fue hecho. Lo hace todo de la nada.
Nosotros no somos el producto de una explosión, ni de la evolución, ni de la casualidad, como se enseña en el colegio. Somos seres creados por la voluntad de Dios y para Dios.
La Biblia es el único libro donde se dice de donde venimos y hacia donde vamos.

El ser humano, tiene tendencia a perderse.

"Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino;" (Isaías 53:6a)

Las ovejas son miopes, y cuando se ponen a comer pastos, se van retirando, cuando vienen a darse cuenta, ya no saben donde están, se han descarriado del resto del rebaño, y sobre todo pierden de vista a su pastor. 


De la misma manera nos ocurre a nosotros, (aunque hemos sido creados por Dios, con todo tipo de privilegios, en un mundo lleno de maravillas) cuando viviendo nuestro día a día, sin darnos cuenta, vamos siendo absorbidos por el mundo y al final nos alejamos de Dios. Así que, tarde o temprano, nos encontramos en zona de tempestades, pidiendo auxilio. Aunque nos esforzamos para que todo salga bien, terminamos fracasando:
-Tratamos de llevarnos bien con todos, pero no conseguimos tener amigos.
-Queremos dejar los vicios, y terminamos cayendo de nuevo.
-Buscamos la felicidad y encontramos amargura.
 

Todo esto es señal de que estamos perdidos, y esto nos lleva a especular:
-Cuando encuentre pareja, todo irá mejor.
-En el momento que tenga dinero, conseguiré mis sueños.
-Cuando me ponga mejor...
 

Pero cuando conseguimos esas cosas, nos damos cuenta que todo sigue igual, y es que la felicidad sólo se encuentra en Cristo. También está aquel que se autoengaña y engaña a los demás dando a entender que es feliz, escondiendo los problemas, aumentando así la infelicidad que trata de tapar.
La Biblia enseña que hemos pecado y que estamos perdidos. (Romanos 3:23) 
 

Es Dios mismo, por su gracia, el que obra en nosotros, abriéndonos los ojos, para poder ver la realidad. Es una dicha descubrir esa realidad. Cuando esto ocurre, es bueno, porque es necesario conocer nuestra perdición, para reconocer nuestra necesidad de un Salvador, o sea, Cristo.

"Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero"(1ªTimoteo 1:15)

Cuando se le ofrece ayuda a alguien para salir de su lucha y no la recibe, perderá esa oportunidad para salir del problema, pero si reconoce la necesidad de que le ayuden, y la acepta, saldrá de su problema. De la misma manera, nosotros no seremos salvos si no admitimos nuestra perdición y la necesidad de que Cristo nos tienda la mano.
 

Falso consuelo y falsa esperanza es la que tienen aquellos que no quieren ver la realidad, dicen:
-Yo no hago daño a nadie.
¿Cuántos pecados tienes que cometer para estar perdido?... la respuesta es... ninguno.

Ya fuimos destituidos de la gloria de Dios antes que naciéramos, así lo dice la palabra.


 "He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre"
                (Salmo 51:5)


No hay nada que hacer para perdernos, para ser del diablo, pero si hay que hacer algo para salvarse, para ser de Dios.


"Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros..."(Santiago 4:7-8a)


¿Qué pasa con el que reconoce su perdición? Que está dispuesto a pedir la salvación a Cristo humildemente. La deuda que tenemos con Dios por nuestros pecados, la paga Cristo.


LOS 4 PASOS DE LA OBRA DE DIOS
 

1º Dios te hace sentir que estás perdido.
 

2º Dios te hace sentir salvo.
Jesús anduvo sobre las aguas, Él nos puede librar cuando estamos a punto de ahogarnos. Aquellos que piensan que se salvarán porque hacen cosas buenas por los demás, estos no aceptan el sacrificio de Cristo. No quieren reconocer que sólo Dios puede entregarles la certeza de la salvación. Si estamos en Cristo somos nuevas criaturas. Todo el que invoque el nombre de Jesús será salvo.
 

3º Dios te hace sentir fuerte ante el pecado
A esto se le llama santificación. Dios te hace santo (apartado para él), y empiezas a vivir una vida santa. Si antes no podías resistir el pecado, si antes rebalabas contínuamente, para terminar cayendo en el pecado, ahora le puedes resistir por medio del Espíritu Santo. El Espíritu Santo te aleja cada vez más del pecado, y podemos decir:
"Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gálatas 2:20)


Tú mismo te das cuenta que la santificación de Dios obra en ti, porque ves como ya no caes en lo mismo de siempre de una forma milagrosa.

 
La salvación es en un día, la santificación es un proceso.

 
Cuando estás en el proceso de la santificación, serás probado en aquellas cosas que tanto te costaba superar, pero ahora, en Cristo, puedes resistir el pecado, pues tenemos el poder y la fortaleza del Espíritu Santo.


"Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman"(Santiago1:12)


4º Dios te da propósito 

 Ahora el Señor te va a usar para salvar a otros. Jesús te alejó del pecado, pero, sin embargo, te acerca al pecador para que le des testimonio de lo que Dios ha hecho en tu vida, y así transformar otras vidas.
Dios te sanó, ahora te toca a ti sanar.
Si antes tuviste una vida volcada en las drogas, podrás ayudar a otros con su adicción.
Si tu problema era el alcohol, ahora ayudarás a otros a salir de él.
Si eras egoísta, ahora mostrarás a otros el camino de la generosidad.
Si estabas solo, darás compañía...etc.

Todo esto nos lleva a la madurez espiritual en el proceso de la santificación. Dios nos envía, aunque no somos perfectos.

"Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo"  (1ªCorintios 15:10)

Por su gracia reconozco que estaba perdido, que soy salvo, y que ahora puedo llevar una vida de santidad y por esa misma gracia, podemos trabajar para Él.
Dios quiere abrirte los ojos al pecado, salvarte, santificarte y darte un propósito, y esto te lleva a la felicidad que tanto anhelabas.
En nosotros está el llevar la cruz hasta el final. Y si soltamos la cruz, todo muere en nosotros, el fruto, la santidad.
Si has recibido la gracia de Dios, esto te lleva a trabajar para Dios voluntariamente.
El eficiente pregunta ¿Qué hago?
El eficaz, lo hace directamente.

¡Que en la gracia de Dios podamos camianr con Cristo hasta el final!

Robert Schemmel.

No hay comentarios: