sábado, 17 de mayo de 2014

¿DE DÓNDE VIENE TU SEGURIDAD?

Hoy día, cada vez más, se exige a los demandantes de empleo que estén mejor preparados si quieren conseguir un trabajo medianamente bueno. Y claro, pocos son los que no se ponen manos a la obra para conseguir títulos que justifiquen lo preparados que están. Cada vez hay más competencia, y es que tener un buen trabajo, en este mundo, es sinónimo de grandeza, que da prestigio al que lo posee y eso hoy día da seguridad, valor. Pero esto tiene su peligro, ya que estas personas pueden llegar a creerse invencibles, superiores, mientras que muchas otras personas, no tan preparadas, se sientan menos capaces, llegando incluso a creerse inútiles para desempeñar cualquier labor. Pero las buenas nuevas son: que en Cristo todas esas capacidades no son nada, no en vano dice Pablo, que todo lo que es en la carne, lo tiene por basura:



"Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más:
circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín,
hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo;
en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible.
Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; (Filipenses 3:8)

Y no fue esta actitud de Pablo, una actitud caprichosa en la que lo deja todo por una locura o por fanatismo, sino una actitud basada en su amor y agradecimiento a Dios una actitud acorde a la voluntad de Dios, de entrega a Él al 100%, sabiendo que su capacidad en Cristo es infinitamente mayor, por cuanto viene de Cristo.
Un ejemplo que confirma y demuestra cual es la voluntad de Dios con respecto a nuestra preparación humana, es la vida de Moisés, entre otros: 
 
En su primera etapa de adulto, Moisés, era importante, los ojos de muchos estaban puestos en Él. Siendo "hijo" de la hija de faraón, no podía más que tener una preparación de príncipe y el poder que eso conlleva, ciertamente un hombre seguro de sí mismo, por su educación, prestigio, preparación y posición. ¿Qué más se podía querer? Cuando supo de su origen verdadero, no dudó en salir en defensa de uno de los suyos, matando a un egipcio, viéndose así obligado a huir lejos de todo aquello que le daba poder, seguridad, grandeza y posición.
Lo curioso es, que cuarenta años después, habiendo vivido mucho tiempo en el desierto y habiendo perdido todo vestigio de superioridad, seguridad, valentía e incluso su capacidad de hablar con soltura, es cuando Dios le llamó para liberar a su pueblo. Y es que, sólo cuando nos despojamos de nuestras capacidades, adquiridas por nosotros mismos para sentirnos grandes, es cuando Dios manifiesta su superioridad en nosotros, una superioridad, que de ninguna manera se verá truncada mientras nos sintamos incapaces por nuestros propios medios, porque nuestra capacidad y fortaleza están en Cristo y sólo en Él.

"Vano para salvarse es el caballo;
La grandeza de su fuerza a nadie podrá librar.
He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen,
Sobre los que esperan en su misericordia" (Salmos 33:17)
 
 Esa superioridad en Cristo se basa en el amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; todas estas cualidades son el fruto del Espíritu Santo. Curiosa superioridad. Lo mejor de todo, es que todos y digo todos, tenemos acceso a este maravilloso fruto, aquí no hay capacidad humana ni estudio académico que te pueda favorecer para sobresalir, aquí prima la gracia y esto sólo

 "poniendo los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe..."(Hebreos 12: 2)   

MBM.

No hay comentarios: