lunes, 19 de mayo de 2014

¿RECONOCES LOS NEGOCIOS DEL MUNDO?

Y Jehová dijo a Josué: No tengas temor de ellos; porque yo los he entregado en tu mano, y ninguno de ellos prevalecerá delante de ti. (Josué 10:8)

Cuando leí por primera vez, en el antiguo testamento, la historia de cómo entraron los israelitas en la tierra prometida, después de haber derrotado a tantos pueblos que había asentados por la zona, de una forma tan sencilla, por cuanto fue Dios quien peleó la batalla por ellos; me llamó la atención el hecho de que dejara varios de esos pueblos por los alrededores, teniendo en cuenta que cada uno tenía unas costumbres, culturas, vicios y pecados propios, con los cuales, existía la posibilidad, casi segura, de que los israelitas se contaminaran con ellos. ¿Porqué los dejó allí? eso les complicó un poco las cosas para centrarse completamente en Dios. Pero la realidad es, que la poca fe del pueblo de Dios fue la causa de que aquellos pueblos, con Dioses extraños, permanecieran en la tierra que les fue entregada por el mismo Dios

"Y Josué respondió al pueblo: Vosotros sois testigos contra vosotros mismos, de que habéis elegido a Jehová para servirle. Y ellos respondieron: Testigos somos.  Quitad, pues, ahora los dioses ajenos que están entre vosotros, e inclinad vuestro corazón a Jehová Dios de Israel. Y el pueblo respondió a Josué: A Jehová nuestro Dios serviremos, y a su voz obedeceremos" (Josué24:22-24)

"Mas al jebuseo que habitaba en Jerusalén no lo arrojaron los hijos de Benjamín, y el jebuseo habitó con los hijos de Benjamín en Jerusalén hasta hoy. (Jueces 1:21)

 Tampoco Manasés arrojó a los de Bet-seán, ni a los de sus aldeas, ni a los de Taanac y sus aldeas, ni a los de Dor y sus aldeas, ni a los habitantes de Ibleam y sus aldeas, ni a los que habitan en Meguido y en sus aldeas; y el cananeo persistía en habitar en aquella tierra.
1:28 Pero cuando Israel se sintió fuerte hizo al cananeo tributario, mas no lo arrojó" (Jueces 1:17-28)

Y así ocurrió con otros muchos pueblos, a los que los israelitas, por cobardía disfrazada de bondad, dejaron vivir entre ellos, haciendo oídos sordos a lo que el Dios de dioses les había hablado. Tal es el caso de Saúl, el primer rey de Israel:


 Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel al oponérsele en el camino cuando subía de Egipto.  Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos. (1Samuel 15:2,3)

 Y dijo Saúl a los ceneos: Idos, apartaos y salid de entre los de Amalec, para que no os destruya juntamente con ellos; porque vosotros mostrasteis misericordia a todos los hijos de Israel, cuando subían de Egipto. (1Samuel 15:6)
Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil y despreciable destruyeron. (1Samuel 15:9)

Es posible que nosotros los cristianos, nos enredemos, en los llamados, en el nuevo testamento, "negocios de este mundo" con la excusa de que lo hacemos por misericordia, por dar testimonio, pero la verdad es, que si Dios dice que no nos enredemos, que no participemos de lo sacrificado a los ídolos, el mayor testimonio lo daremos obedeciendo a Dios, manteniéndonos firmes, porque la palabra de Dios es suficiente. De manera que cuando alguien nos pregunte el motivo por el cual actuamos así, seamos capaces de responder con seguridad y firmeza que es por la Esperanza en Cristo, el cual dio Su Vida en rescate por nosotros. Esta respuesta desarma a cualquiera que la escuche. Por ello no desfallezcas y mantente firme, lo que Dios Te dice hoy, no lo va a cambiar mañana. Ninguna Vida en Cristo, por muchos años que lleve en Él, por mucha experiencia que tenga, Mira hacia atrás y se avergüenza de lo vivido tratando de darle Otro sentido a lo que Dios dice.


No seamos como los israelitas, Saúl concretamente, que creyeron en sí mismos, en su prudencia, tratando de agradar a Los hombres; o como Caín, que trajo delante de Dios como ofrenda lo que a él le pareció bueno, como si él supiera lo que es bueno; no antepongamos nada a Dios, porque mejor es obedecer a Dios antes que a Los hombres, porque si agradamos a los hombres antes que a Dios, si así hacemos, hemos dejado de ser siervos de Cristo (gálatas 1:10)
 ¡Lo tenemos tan fácil! y ¡Nos complicamos tanto!


MBM.

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