sábado, 28 de diciembre de 2013


¿SEREMOS TRANSFORMADOS?





Dice la Biblia:

        "La senda del justo es como la luz de la aurora, que va en aumento, hasta que el día es perfecto"    
     (Proverbios 4:18)

 
     Así que, según este versículo, nuestra transformación será poco a poco, pero esta transformación será para aquel que haya sido justificado por medio de la sangre de Cristo.
   Aún así, para que esa transformación empiece a tener efecto en un justificado, una vez hemos recibido la salvación por medio de la obra de la cruz, será necesario dejar de estar postrados a los pies de la cruz, y comenzar nuestra andadura en Cristo.

         "Por tanto, de la manera que habéis recibido
          al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y 
          sobreedificados en él, y confirmados en la fe,
         así como habéis sido enseñados, abundando en
         acciones de gracias".
                                                                                            (Colosenses 2:6-7)
 
      Sin embargo, a veces creemos, que una vez hemos recibido la salvación, solo nos queda cumplir con algunos preceptos: ir a la iglesia, participar en alguna actividad de la misma, aportar ayuda económica, y un sinfín de cosas más, que realmente dicen mucho de nuestra dedicación a Dios. Esas cosas en realidad, responden a mandamientos dichos por nuestro Señor Jesucristo. Pero hay algo más importante que podemos dedicar a nuestro Señor, y es nuestro interior, nuestra mente, nuestro corazón, nuestro yo.
          
 "Ten cuidado de ti mismo y de la
doctrina;  persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren"                       (1ªTimoteo 4:16)


 El cuidar de nosotros mismos y de la doctrina, va más allá de lo que podamos hacer carnalmente, ello implica hacer las cosas en el espíritu, esto quiere decir:

 -Que nos consideremos a nosotros mismos en vez de juzgar a los demás.     (2ªCorintios 13:5) 
-Que no nos engañemos creyéndonos alguien, siendo nada. 
    (1ªCorintios 3:18)(Romanos 12:3)
-Que no nos ofendamos ante ningún comentario o hecho.  
   (1ªCorintios 6:7)
-
       Todo esto, y muchas más cosas que Dios nos irá mostrando, si le escuchamos, se resume en el siguiente versículo:

   "No os conforméis a este siglo, sino transformaos
por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta" (Romanos 12:2)

    De manera que ya no vale decir:

       -Yo nací siendo de esta manera, y no puedo ser de otra,
 o decir,
   -Es que yo soy así.
     
  
 Eso sería como tirar la toalla antes de comprobar lo que Dios puede hacer con nosotros, sería como si no tuviéramos fe. 
      Está claro que nosotros no tenemos el poder de cambiar por nosotros mismos, la simple idea de intentarlo, nos causaría  tal frustración, que se podría entender el hecho de que abandonáramos. Pero si tenemos la voluntad dispuesta para dejarnos moldear por el Señor, eso lo cambiaría todo. 
       Debemos tener paciencia con nosotros mismos y con los hermanos en la fe, recordemos que nuestro crecimiento, tanto físico como espiritual, es como el crecimiento de las plantas, un día enterramos en la tierra una semilla (nuestra carne) y sin saber como, pasado un poco de tiempo vemos una bonita flor (los frutos del espíritu) en aquel lugar (en nosotros).   

   Desde aquí, te animamos que empieces el año con un único propósito, disponer tu voluntad a la voluntad del Señor; cuando empiezas parece difícil, pero después produce fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados. (Hebreos 12:11)




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