miércoles, 8 de enero de 2014

LA PERFECTA VOLUNTAD DE DIOS




Doblegando nuestra voluntad a la voluntad de Dios, todo se hace más fácil. Él sabe lo que nos conviene, sabe todas las cosas, nos conoce mejor que nosotros mismos. Estamos seguros que Dios no se equivoca, que es perfecto, así que... ¿Qué mejor acto, que someternos voluntariamente bajo su autoridad, obedeciéndole y dejándonos llevar por lo que Él nos enseña desde su amor, su gracia y su misericordia?.

      Ciertamente el amor de Dios cubre toda falta (Proverbios 10:12), de manera que te impide ver la ofensa, evitando vivir de acuerdo al supuesto derecho mundano de defenderte a ti mismo. Él se encarga de todo permitiéndote entrar en su reposo. Bendito reposo.

"Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios"
                                                                                             (Miqueas 6 :8)


Su justicia no es la justicia del mundo. Si vivimos haciendo uso de la justicia del mundo, seremos injustos según la justicia de Dios. Según nuestra justicia, actuaremos por medio del ojo por ojo...sin embargo según la justicia de Dios no debemos pagar mal por mal.

"No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal"   (Romanos 12:21)

Su misericordia es aquello que merecemos y que Dios no nos da. Sabiendo que merecemos ser castigados, Dios nos da el perdón: Cuando nos convertimos a Cristo, nos perdona la vida y nos da vida eterna, cuando caminamos en Cristo, nos perdona nuestros pecados.

"Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad"
                                                                                                 (1ªJuan 1:9)


Humillarnos ante nuestro Dios para lo cual es necesario dejar de actuar según nuestras emociones, nuestros enfados y resentimientos, nuestra opinión, nuestro razonamiento, nuestro parecer, y empezar a someternos a Dios, dejando a un lado nuestra habilidad y sabiduría humanas, actuando según Su voluntad, que es buena, agradable y perfecta.(Romanos 12:2)



Yugo de caballerías, para arar "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil, y
                           ligera mi carga"
                                                          (Romanos 11:29-30)


 
    Aunque parece sencillo llevar a cabo todas estas cosas, será imposible, si no lo hacemos descansando en la gracia de Jesús, el amor de Dios y en el poder del Espíritu Santo.


 "La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén" (2ªCorintios 13:14)

No hay comentarios: